martes, 20 de septiembre de 2016

125 días en las calles. Lecciones para no olvidar


125 días. La escuela en las calles


Se dice pronto, pero fueron cuatro meses de vivir y recorrer las calles defendiendo el derecho a su trabajo, y como si fuera poca cosa, defender la educación y denunciar la privatización que desde la OCDE se ordena y que localmente promueve la todopoderosa oligarquía nacional.

Quienes critican superficialmente al movimiento magisterial pasan por alto un hecho tan sencillo como sorprendente: que, como reconociera el zapatismo, todavía hay quienes defienden sus derechos enfrentando a la maquinaria violenta del Estado, incluyendo toda su fuerza física y mediática.

Y con crítica superficial nos referimos a esa que no viene de una postura politizada, o sea, de los aplaudidores del gobierno, sea en medios de comunicación, sea en la pequeña y sesgada burocracia local; sino de ciudadan@s mal informados y víctimas de la propaganda estatal contra el magisterio, que no fue cosa menor.

Pero hubo quienes tomaron nota de las lecciones que dieron l@s maestr@s durante estos 125 días de lucha y agradecen secretamente esas clases públicas y gratuitas. Algun@s tomando partido, otr@s con el eventual y discreto acompañar, y algun@s más desde el anónimo apoyo que según las posibilidades que se puede permitir quien, enganchad@ irremediablemente a la máquina, le arranca al día y al sistema apenas lo necesario para sobrevivir.

Lecciones para no olvidar:

Nos mostraron que se puede vencer el Miedo a desobedecer. Al inicio del plantón, muchas eran las formas de miedo que el Poder buscó sembrar en maestras y maestros para desistir tempranamente a su lucha. No lo logró;

Nos enseñaron que es posible coincidir y confluir, desde nuestras diferencias, en un movimiento justo y digno, ante el cual en apariencia somos ajen@s;

Nos enseñaron que no somos ajen@s;

Nos mostraron que la ruindad y el cinismo de la clase política y empresarial pueden llegar al extremo por defender sus mezquinos intereses económicos;

Nos enseñaron, gracias a su resistencia, a los enemigos del pueblo que se dejaron ver en toda su decrepitud y pusieron en evidencia sus sucias estrategias, su falta de ética y la carencia de argumentos de una ignorante clase empresarial con añoranzas de instrucción, así como de la estúpida, corrupta y obediente al capital, clase política en el poder;

Nos mostraron con su porfiado empeño en defender su movimiento, que la clase en el poder también se desespera y en su desesperación se muestra en toda su vileza, y se muestran también sus aliados, oportunistas enemigos del pueblo que aparentan cercanía con las causas populares;

Nos mostraron las contorsiones ridículas de una patética clase empresarial ordenando y exigiendo la violencia, así como los argumentos idiotas de quienes se muestran ecuánimes y respetables desde sus lujosas oficinas y desde el autoengaño que se imponen en sus redes sociales;

Nos mostraron que ni la guerra más obscena, desde los medios o a través de la violencia legal con los cuerpos de represión, puede doblegar una lucha si se hace de forma organizada y antepone la Dignidad como arma y como defensa;

Nos enseñaron que ante el quietismo que el Poder impone a través del miedo, la resignación, la dominación ideológica y la represión violenta; la movilización pacífica y consecuente puede construir una resistencia social ética y congruente;

Nos mostraron esa obstinada lucha de los de arriba por invisibilizarnos, a nosotr@s como individuos y como el colectivo que podemos ser, y que fuimos junto con ustedes;

Nos recordaron que nosotr@s -la ciudadanía y aún quienes hemos sido desterrad@s con ese concepto excluyente- somos capaces de la solidaridad y la empatía al salir a las calles y defender lo que defiende el maestro y la maestra, sin ser maestro o maestra;

Nos recordaron que podemos despertar del letargo social en que nos mantiene el Estado y que podemos ser dign@s y rebeldes contra los que allá arriba nos quieren fuera, como no sea para servirles, de rodillas y en silencio;

Nos recordaron que la escuela, ese edificio construido frío por el Poder, puede ser un espacio de convivencia con la comunidad y para la construcción de otro futuro y otro presente; y que, finalmente, esos edificios son sólo un pretexto para nombrar algo que puede estar en las calles o en cualquier lugar que decidamos en colectivo y que no necesitamos de los espacios del gobierno ni su permiso para poder dar y recibir clases, para aprender uno de la otra, una del otro;

Nos recordaron que junt@s como pueblo, tenemos fuerza y que el Poder también se espanta;

Pero lo más importante, nos recordaron que es posible decir NO a un sistema que en todo momento, sin descanso, nos obliga a agachar la cabeza y aceptar, resignad@s, lo que el Poder ordena.

Y desde ese NO aprender las lecciones, y juntarnos, y echar trato y construir y no olvidar…

Gracias maestras,


Gracias maestros.

inf.balumil.blogspot.mx

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